La Caixa organizó unas jornadas de turismo para el desarrollo, en Barcelona los días 27 y 28 de mayo. Sólo pude asistir a una parte de las jornadas y por lo tanto mis conclusiones son parciales.
Algunas de las ponencias trataban de las “buenas prácticas” de algunas empresas en materia de Responsabilidad Social y algunas acciones que llevaban a cabo empresas del sector turístico para contribuir al desarrollo.
Una empresa, cuyo nombre prefiero no publicitar, nos explicaba sus buenas intenciones comprando terrenos baratos en África para ayudar a las tribus y para que “desalmados”, según sus propias palabras, no pudiesen destrozar el paraje natural en el que se encontraban. Las construcciones, pequeñas eso sí, eran para familias que querían disfrutar de un entorno natural y étnico y, de paso y de forma totalmente filantrópica, daban unas propinas a las tribus que les vendían sus collares y sus platos.
No sé si esta empresa se cuestiona si la diferencia entre su resort y la de cualquier otra empresa turística de masas es el tamaño de la construcción. Pero que el impacto que genera su actividad es totalmente negativo para la sociedad que la acoge.
Sr. Ojeda, ¿ha pensado usted en que su actividad generará unos residuos que esa sociedad no genera y que tampoco tiene medios para gestionar? ¿Ha considerado en su plan de viabilidad económica, la gestión de esos residuos y la construcción de una planta que los gestione? Quizá su clientela, que seguro es tan responsable como usted, se llevará la basura que genere a sus países de origen para tratarlos y pagarán el sobrepeso de equipaje en el avión.
También me gustaría saber qué harán con el consumo del agua. Será su empresa quién canalizará, moderará el consumo, la tratará y reutilizará como ya están obligando nuestras leyes o se basarán en las leyes del país de acogida que probablemente, no debe de tener políticas demasiado claras respecto a este tema.
¿Y la mano de obra? Estará generando lugares de trabajo es cierto. ¿Pero qué lugares de trabajo? ¿Participarán en las decisiones empresariales y no estoy hablando de decidir de qué color serán las habitaciones o el olor del jabón? ¿Les pagarán un sueldo paupérrimo igual al del resto de profesiones de la zona o un sueldo más elevado que fomentará la pérdida de las costumbres y de la economía artesana o agrícola?
Todo eso sí, se lleva a cabo con muy buenas intenciones, para ganar dinero, pero éticamente.
Le recomiendo que se quede en los Vilares de Sehrs, que no por ser locales, dejan de ser menos artificiales y forzados que su resort “ético” en África. Por lo menos, aquí el terreno vale lo que vale y hay que pagarlo; las normas son las que son y hay que cumplirlas y a las personas hay que pagarlas y ellas eligen si quieren trabajar en el mundo turístico o en otro sector y no es la única solución que les queda porque una empresa con buenas intenciones les ha venido a enseñar su forma de vida con vacaciones incluídas.
1 comentario:
Les hacemos una invitación a ustedes y a sus lectores y lectoras para que suscriban la carta en apoyo a João Alfredo Telles Melo, abogado, asesor de Greenpeace y profesor de Derecho Ambiental, cuya lucha por la defensa del Río Cocó, en Brasil, está siendo criminalizada por la Prefectura de Fortaleza, estado de Ceará.
Saludos chilangos muy otros desde México.
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