L'origine du munde de Gustave Courbet |
"El otro día, después de una comida muy agradable con gente muy bonita, a orillas de un volcán, un hombre, joven, guapo, inmerso en el mundo 'espiritual', quiso hacerse el gracioso con un chiste sin ninguna gracia.
Yo, en luna roja, estaba delante.
La frase fue esta:
- Me imagino a esa mujer sin bragas paseando en bicicleta y un hombre preguntándose: ¡chacho! y ese olor a pescao.
Continúa
A lo que siguieron unas risas forzadas complices de cualquiera que quiere hacer una gracia, diga lo que diga. Así de estúpid@s somos a veces los hombres y las mujeres. Tenemos tanto miedo a no ser aceptad@s por la manada que vivimos en contra de nuestros deseos , de nuestras ideas, diciendo sí cuando queremos decir no, riendo sin ganas, asintiendo con la cabeza mientras l@s otr@s hablan, sólo por no ser echados del grupo.
Por no quedarnos sol@s. Es un instinto de supervivencia que viene con nosotr@s. Sol@s, en el Paleolítico, no sobrevivíamos.
Y puede que hoy tampoco. Pero yo creo que se puede un@ arriesgar a decir lo que piensa. Creo en el acto subversivo de no reirle a alguien las gracias en público. A riesgo de ser expulsada . Confío en el camino anchísimo que se abre el vivir sinceramente. Así que, ese día, contesté:
- Mira, acabas de hacer un comentario muy desafortunado. ¿Sabes por qué? Porque no se qué coños habrás olido en tu vida, pero te aseguro que el mío no huele a pescado. ¿Sabes a qué huele mi coño? A fruta madura, a sangre, a vida. Mi coño es sagrado. Y no te permito delante de mí, que menosprecies el olor del coño. Porque por chistes como éste venimos las mujeres arrastrando muchos siglos de represión. Ocultando nuestros flujos a l@s otr@s y a nosotras mismas. Por hombres así hemos tratado nuestro cuerpo como si fuera sucio y estuviera enfermo. Tu chiste favorece a un sistema patriarcal y machista que ha destrozado la sexualidad de la mujer y la ha pervertido. Nuestros flujos son los ríos de la vida. Avergüénzate, sí, de hacer ese chiste. Y delante de mi, al menos, honra el olor sagrado que te dio la vida.
Respetémonos, mujeres, que no nos repriman más. Y que la re-evolución del ser humano, empiece por aquí.
Por no quedarnos sol@s. Es un instinto de supervivencia que viene con nosotr@s. Sol@s, en el Paleolítico, no sobrevivíamos.
Y puede que hoy tampoco. Pero yo creo que se puede un@ arriesgar a decir lo que piensa. Creo en el acto subversivo de no reirle a alguien las gracias en público. A riesgo de ser expulsada . Confío en el camino anchísimo que se abre el vivir sinceramente. Así que, ese día, contesté:
- Mira, acabas de hacer un comentario muy desafortunado. ¿Sabes por qué? Porque no se qué coños habrás olido en tu vida, pero te aseguro que el mío no huele a pescado. ¿Sabes a qué huele mi coño? A fruta madura, a sangre, a vida. Mi coño es sagrado. Y no te permito delante de mí, que menosprecies el olor del coño. Porque por chistes como éste venimos las mujeres arrastrando muchos siglos de represión. Ocultando nuestros flujos a l@s otr@s y a nosotras mismas. Por hombres así hemos tratado nuestro cuerpo como si fuera sucio y estuviera enfermo. Tu chiste favorece a un sistema patriarcal y machista que ha destrozado la sexualidad de la mujer y la ha pervertido. Nuestros flujos son los ríos de la vida. Avergüénzate, sí, de hacer ese chiste. Y delante de mi, al menos, honra el olor sagrado que te dio la vida.
Respetémonos, mujeres, que no nos repriman más. Y que la re-evolución del ser humano, empiece por aquí.
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