Me parece curioso que sostenibilidad, brotes verdes, 'greening', cero emisiones, energía limpia e infinidad de neologismos aparezcan por todos lados. Me gusta la idea de que su uso esté tan extendido y que todas las personas la incluyan en sus conversaciones. Lo que no me gusta tanto es el uso indebido que se hace de la misma para disfrazar acciones que poco tienen que ver con la sostenibilidad. También me inquieta la proliferación de escritos que hablan de eficiencia energética o de reducir las emisiones de gases y concluyen que sus acciones son sostenibles.
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Que un proyecto sea eficiente energéticamente no significa que sea sostenible. Se pueden utilizar bombillas de bajo consumo en todo un edificio (ya sé que estoy simplificando, pero es sólo por poner un ejemplo), pero dejarlas todo el día encendidas, puede que a nivel energético sea más eficiente, pero desde luego no es sostenible. Si el edificio se hubiese construído con un mínimo de idea en bioclimatismo y las personas que viven en la casa tuviesen la inquietud de encender la luz, sólo cuando fuese estrictamente necesario; el consumo de luz durante el día podría ser nulo. Esto empezaría a acercarse a lo que podría ser sostenible.
Por cierto y acerca de las bombillas de bajo consumo, si comparamos el coste energético de los materiales que se utilizan para fabricar las bombillas de bajo consumo con las convencionales, por no entrar a hablar de la obsolescencia programada; del cambio en los sistemas de producción y empleabilidad de las personas; la toxicidad de los materiales, etc.; podríamos empezar a considerar si son realmente eficientes o no. Desconozco alguna de esa información, así que no voy a entretenerme más en esto.
Tampoco es sostenibilidad reciclar los envases ni hacer recogida selectiva de los residuos. Considero mucho más sostenible, en el contexto actual, no generar residuo y si se genera, reaprovecharlo. Cuando se reutiliza algún envase, se suele utilizar agua y si se tiene que transportar, se consumen combustibles fósiles; así que tampoco etiquetaría esa opción como sostenible, pero sí mucho más sostenible que la recogida selectiva de envases.
Si los gobiernos en lugar de crear grandes infrastructuras y empresas para la recogida selectiva, promocionasen dispensar los alimentos a granel, podrían generar bastantes puestos de trabajo que, por supuesto las grandes cadenas de supermercados no querrían generar, porque para ellas desde un punto de vista económico no es eficiente.
Para las grandes cadenas es mucho más eficiente el trabajo de una cadena de producción que envase de forma repetitiva lo que comemos para reponerlo de forma repetitiva en las bandejas y que de forma repetitiva y por supuesto rápida nos sirvamos lxs consumidorxs. Así no perderemos tiempo comprando ni comentando con la carnicera ni con el verdurero y podremos ir a trabajar rápido para consumir más y llenar más rápido sus arcas. Así tampoco perderemos nuestro tiempo preguntando qué tipo de pescado es ese y el pescadero no nos podrá explicar cómo prepararlo.
Para eso, ya tenemos a las grandes superficies que ya piensan por nosotrxs y nos hacen tan fácil la vida que nos preparan en el lineal del supermercado un rico plato preparado con glutamato monosódico, azúcares y conservantes que luego nos provocan obesidad, cáncer, enfermedades respiratorias, alergias, hipertensión y todo tipo de dolencias que luego nuestros sistemas sanitarios públicos tienen que atender.
Evidentemente, estos sistemas sanitarios están financiados con los impuestos que pagamos, pero como los puestos de trabajo se reducen porque las grandes superficies velan por un sistema productivo que minimiza los costes de personal, pues cada vez menos población se puede permitir el lujo de pagar impuestos.
Una vez reducidos los costes de personal; generados todos los envases que se necesitan para que nos llegue la comida manipulada y cargada de conservantes, eso sí todo muy higiénico gracias a los envases; y con la mitad de la población buscándose la vida y otra parte medio enferma; las grandes superficies no van a tener a quien venderle nada y van a tener que cerrar y exigirán al gobierno ayudas para no hacerlo. El gobierno presionado por las grandes superficies que son las únicas que pagan algún impuesto se verá obligado a reinvertir todos los impuestos en las grandes superficies y no sabrá de donde sacar dinero para seguir manteniendo las grandes infrastructuras creadas para gestionar todos los residuos que las grandes cadenas de supermercados generan para dispensar alimentos higiénicos y baratos a todas las familias y entonces empezará a recortar sanidad, educación y todos los derechos sociales que garantizarían que la población fuese madura para pensar conjuntamente una solución sostenible.
Esto es un ejemplo simplificado de cómo analizar un problema de forma sostenible y seguramente si lo reviso dentro de una hora, yo misma lo criticaría y mejoraría para acercarme más a lo que sería evaluar la sostenibilidad de un problema, un proyecto o lo que sea. Por mucho que lo revisara, necesitaría la visión de otras personas y sobretodo de las personas implicadas para que me pudiese acercar más a una valoración de su posible sostenibilidad.
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Que un proyecto sea eficiente energéticamente no significa que sea sostenible. Se pueden utilizar bombillas de bajo consumo en todo un edificio (ya sé que estoy simplificando, pero es sólo por poner un ejemplo), pero dejarlas todo el día encendidas, puede que a nivel energético sea más eficiente, pero desde luego no es sostenible. Si el edificio se hubiese construído con un mínimo de idea en bioclimatismo y las personas que viven en la casa tuviesen la inquietud de encender la luz, sólo cuando fuese estrictamente necesario; el consumo de luz durante el día podría ser nulo. Esto empezaría a acercarse a lo que podría ser sostenible.
Por cierto y acerca de las bombillas de bajo consumo, si comparamos el coste energético de los materiales que se utilizan para fabricar las bombillas de bajo consumo con las convencionales, por no entrar a hablar de la obsolescencia programada; del cambio en los sistemas de producción y empleabilidad de las personas; la toxicidad de los materiales, etc.; podríamos empezar a considerar si son realmente eficientes o no. Desconozco alguna de esa información, así que no voy a entretenerme más en esto.
Tampoco es sostenibilidad reciclar los envases ni hacer recogida selectiva de los residuos. Considero mucho más sostenible, en el contexto actual, no generar residuo y si se genera, reaprovecharlo. Cuando se reutiliza algún envase, se suele utilizar agua y si se tiene que transportar, se consumen combustibles fósiles; así que tampoco etiquetaría esa opción como sostenible, pero sí mucho más sostenible que la recogida selectiva de envases.
Si los gobiernos en lugar de crear grandes infrastructuras y empresas para la recogida selectiva, promocionasen dispensar los alimentos a granel, podrían generar bastantes puestos de trabajo que, por supuesto las grandes cadenas de supermercados no querrían generar, porque para ellas desde un punto de vista económico no es eficiente.
Para las grandes cadenas es mucho más eficiente el trabajo de una cadena de producción que envase de forma repetitiva lo que comemos para reponerlo de forma repetitiva en las bandejas y que de forma repetitiva y por supuesto rápida nos sirvamos lxs consumidorxs. Así no perderemos tiempo comprando ni comentando con la carnicera ni con el verdurero y podremos ir a trabajar rápido para consumir más y llenar más rápido sus arcas. Así tampoco perderemos nuestro tiempo preguntando qué tipo de pescado es ese y el pescadero no nos podrá explicar cómo prepararlo.
Para eso, ya tenemos a las grandes superficies que ya piensan por nosotrxs y nos hacen tan fácil la vida que nos preparan en el lineal del supermercado un rico plato preparado con glutamato monosódico, azúcares y conservantes que luego nos provocan obesidad, cáncer, enfermedades respiratorias, alergias, hipertensión y todo tipo de dolencias que luego nuestros sistemas sanitarios públicos tienen que atender.
Evidentemente, estos sistemas sanitarios están financiados con los impuestos que pagamos, pero como los puestos de trabajo se reducen porque las grandes superficies velan por un sistema productivo que minimiza los costes de personal, pues cada vez menos población se puede permitir el lujo de pagar impuestos.
Una vez reducidos los costes de personal; generados todos los envases que se necesitan para que nos llegue la comida manipulada y cargada de conservantes, eso sí todo muy higiénico gracias a los envases; y con la mitad de la población buscándose la vida y otra parte medio enferma; las grandes superficies no van a tener a quien venderle nada y van a tener que cerrar y exigirán al gobierno ayudas para no hacerlo. El gobierno presionado por las grandes superficies que son las únicas que pagan algún impuesto se verá obligado a reinvertir todos los impuestos en las grandes superficies y no sabrá de donde sacar dinero para seguir manteniendo las grandes infrastructuras creadas para gestionar todos los residuos que las grandes cadenas de supermercados generan para dispensar alimentos higiénicos y baratos a todas las familias y entonces empezará a recortar sanidad, educación y todos los derechos sociales que garantizarían que la población fuese madura para pensar conjuntamente una solución sostenible.
Esto es un ejemplo simplificado de cómo analizar un problema de forma sostenible y seguramente si lo reviso dentro de una hora, yo misma lo criticaría y mejoraría para acercarme más a lo que sería evaluar la sostenibilidad de un problema, un proyecto o lo que sea. Por mucho que lo revisara, necesitaría la visión de otras personas y sobretodo de las personas implicadas para que me pudiese acercar más a una valoración de su posible sostenibilidad.
Una tecnología no es sostenible ni un mercado ni una carretera lo pueden ser. Para analizar la sostenibilidad, se debe entender lo que significa el concepto sistema y se debe analizar su complejidad. No podemos aislar algo, analizarlo y concluir que es sostenible.
Cualquier acción que se lleve a cabo en un sistema tiene repercusiones en el mismo y la forma que tenemos de abordar las situaciones y los proyectos sigue siendo parcial. Obviamos la mitad de las repercusiones que tienen nuestras acciones y la otra mitad de repercusiones, simplemente la ignoramos. La ignoramos sin querer, porque no sabemos. No sabemos escuchar ni sabemos aceptar críticas ni sabemos diálogar. Pero esto se queda pendiente para otro post.
Recuerdo mi definición de sostenibilidad que sigo considerando como la más adecuada que he podido pensar hasta ahora. La explicación de algunos conceptos la encontraréis en el enlace de la palabra:
Sostenibilidad es una ideología que acoge corrientes de pensamiento sistémicas y complejas que tienen como fin constituir sociedades orgánicas en equilibrio dinámico con la Tierra.
3 comentarios:
Hay detalles que me llaman la atención, y te voy a poner un ejemplo experimentado en primera persona y relacionado con el mundo de la automoción.
Resulta que en su día me compré un coche con una serie de elementos destinados a proteger el medio ambiente mediante la reducción de emisiones y optimización del consumo. Una de esas ayudas es un dispositivo que te indica cuando debes cambiar de mancha para mejorar el rendimiento del vehículo, ahorrando consumo de combustible y evitando emisiones excesivas, y otro dispositivo, es un sensor que actúa controlando la acumulación de carbonilla que genera el motor.
En estas, al cabo de un par de años, se enciende una luz de avería, y el coche, con la garantía recién caducada, al taller. El problema, que el sensor de marras se ha atorado con la carbonilla y envía señales erróneas.
Les pregunto que cómo es posible que un coche con apenas dos años, empiece a dar problemas de ese tipo, y me contestan…”Es que usted debe acelerar el coche de vez en cuando y circular a regímenes altos para “limpiar” la posible acumulación de carbonilla en el sensor” Lo de la carbonilla en los vehículos diésel es un detalle que conozco sobradamente porque tengo más de dos millones de km conduciendo en mi haber, y me tiré 15 años conduciendo un todo terreno, pero se supone que este es un coche “ecológico”. Así que le hice la pregunta del millón ¿Entonces para qué cojones sirven todos esos dispositivos respetuosos con el medio ambiente que me cobraron en la factura cuando compré el coche?
Evidentemente se quedaron con cara de póker. Te venden un coche supuestamente respetuoso con el medio ambiente, pero que debes conducir de modo poco respetuoso con el medio ambiente si no quieres que se te averíe.
Este caso, como otros muchos, se me antoja como una manera de marear la perdiz para seguir manteniendo el negocio de lo insostenible ¿No te parece?
En su día escribí este pie de foto que tengo colgado en Flickr
https://www.flickr.com/photos/jabkdos/3359502309/in/set-72157612079739570
JM,
He intentado añadir un comentario en tu entrada, pero como no recuerdo mis códigos de acceso me estoy volviendo loca para entrar.
Así que te escribo aquí...
Ya llevamos siglos diciendo lo mismo. Al principio, la gente nos miraba incrédula, con aires de condescendencia. Ahora todo el mundo repite como un loro lo mismo.
Pero seguimos siendo un par de locxs diciendo cosas que la gente no entiende...
¿Qué le vamos a hacer?
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