Keynes decía
en el 1930 que si se reducía la jornada laboral a 15 horas semanales, el trabajo podría redistribuirse y el resto del tiempo se podría dedicar a lo que se llama 'calidad de vida' y que poco tiene que ver con el dinero. La calidad de vida tiene mucha más relación con la salud, sin salud, no hay calidad de vida.
84 años ha tardado Suecia, en empezar a experimentar la reducción horaria a 30 horas
semanales. Las autoridades suecas defienden que esta reducción ayudará a la gente a sentirse mejor física y mentalmente y que aumentarán la eficiencia del trabajo, ahorrar fondos estatales y abrir nuevas oportunidades laborales.