El pasado miércoles 13 de abril asistí a una charla de Caddy Adzuba invitada a Andorra para hablar sobre Derechos Humanos y libertad de expresión.
Las mujeres africanas suelen tener un discurso feroz. Admiro la paz que parece imperturbable describiendo atrocidades que a cualquier "occidental" volvería loco. Ellas en cambio ilustran con sus palabras imágenes horribles, genocidios, violaciones y toda variedad de salvajadas desde una paz que conmueve.
Niños y hombres conforman grupos armados rebeldes o trabajan en la administración pública para ocuparse de... no recuerdo como lo dijo, pero algo así como de hacer y deshacer los entuertos de una guerra civil, alejados de la realidad que viven las mujeres y alejados de las barbaries y miserias que padece la población cada día.
La mujeres por tanto controlan la economía informal y ante la pérdida de poder, los grupos armados llevan torturando y asesinando mujeres y niñas desde hace más de 20 años. Adzuba habló de feminicidio y hasta que no explicó de qué se trataba, no entendí la magnitud de nuestra desgracia por compartir el nombre "humano" con monstruos que no sé cómo nombrar. Estos rebeldes arrasan poblados, violan a las mujeres y les arrancan el aparato reproductor y/o los intestinos para insertarlos en palos a lado de sus víctimas y muchas veces así quedan moribundas, esperando morir.