Hombre encapsulado de Xio Ahumada |
Tengo ganas de escribir un montón de cosas, pero la precariedad que las multinacionales y sus lacayos, los gobiernos, me proporcionan, consiguen entretenerme y casi consiguen hacer desfallecer mis fuerzas para expresar lo que vivo y pienso. Pero se equivocan de estrategia...
Quienes somos creativas y persistentes seguimos intentando encontrar un teclado que se adapte a la tablet, pero resulta que no, que los teclados con usb no funcionan, tiene que ser otra clavija, una micro usb...
Así que después de intentar reanimar sin éxito un par de portátiles y una torre de la casa en la que estoy acogida, me estoy rompiendo la espalda y la vista inclinada encima del aparatejo este.
Pensaréis que soy una pija o como dijo Wert en referencia a lxs hijxs de quienes no tienen ingresos y quieren estudiar, es porque no me quiero privar de otras cosas. Pues resulta que quiero compartir mis excedentes de conocimiento que tanto le hacen falta a quienes gobiernan, pero me tengo que mover para intentar conseguir ingresos y con una tablet, que es lo que me puedo permitir para desplazarme de un sitio a otro, la calidad de lo que quiero decir disminuye, pues no escribo cómodamente ni tengo una pantalla que me permita visualizar lo que escribo y volver a reescribir y releer lo escrito para niquelarlo un poco más.
He estado a punto de dejar para otro día lo de escribir y me he acordado de la brecha digital, de quienes no pueden ni siquiera leer ni compartir lo que viven. Me he acordado que si no se explican las alternativas y los pensamientos contrahegemónicos, la hegemonía excluyentde es la que prevalece. Si no se comparten la precariedades, se quedan en lo invisible, si no hay voces que se alcen para hacerlas visibles, salta el listo de turno y dice que hay brotes verdes, que el PIB repunta, esa medida inhumana que incrementa su valor cuando hay más ventas de medicamentos o cuando hay una guerra, y con esa conclusión se quedan los medios de comunicación que hacen de voceros a quienes dicen que mandan, pero que en realidad, son espantapájaros vacíos de contenido, esclavizadxs al servicio del capital.
He estado a punto de dejar para otro día lo de escribir y me he acordado de la brecha digital, de quienes no pueden ni siquiera leer ni compartir lo que viven. Me he acordado que si no se explican las alternativas y los pensamientos contrahegemónicos, la hegemonía excluyentde es la que prevalece. Si no se comparten la precariedades, se quedan en lo invisible, si no hay voces que se alcen para hacerlas visibles, salta el listo de turno y dice que hay brotes verdes, que el PIB repunta, esa medida inhumana que incrementa su valor cuando hay más ventas de medicamentos o cuando hay una guerra, y con esa conclusión se quedan los medios de comunicación que hacen de voceros a quienes dicen que mandan, pero que en realidad, son espantapájaros vacíos de contenido, esclavizadxs al servicio del capital.
Acogida en Cal Cases, un proyecto que me atrevo a llamar postcapitalista, rompiéndome la espalda y la vista encima de una magnífica tablet que me ha salido muy baratita y que para leer y repetir los pensamientos de otras personas está muy bien; pero para expresar los propios, el tema se complica. Me ha dado por pensar: ¿se deberá esta proliferación de SmartPhones y Tablets a una estrategia tramada para que repitamos como lorxs los pensamientxs de otras personas y no tengamos los nuestros propios?
No creo que sean tan inteligentes para tener una estrategia tan coordinada. Aunque si le pregunta a algún consultor que lea este post, seguro que se atribuye la mérito, no en vano, estamos subyugadxs a la cultura del mérito, del mérito de tener buenos contactos para nacer y educarse en el entorno más favorable para tener los contactos adecuados para mantenerse en ese estatus. Por si alguien no se ha dado cuenta, he hecho uso de la ironía o quizás del sarcasmo hiriente de alguien doblegada ante una pequeña pantalla-teclado. Pero, eso, lo del consultor que se atribuye el mérito de tan gran estrategia, es en realidad producto de la casualidad y ni se había dado cuenta hasta que leyó esto...
Yo no me callo. Cambiaré mi posición unas cuantas veces, pero mi voz no se queda en lo invisible y el consultor que siga colgándose medallas en su mundo capitalista que él mismo está hundiendo repitiendo pensamientos que no son propios.
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