La ira - ese sentimiento de rechazo, enojo, malestar o defínase como se quiera - me aborda cada vez que siento que las personas pierden su faceta de personas y se transforman en máquinas. Supongo que es un sentimiento que de un modo u otro intento reprimir, pero ya no puedo más.
Estoy cansada de oír: "Yo sólo sigo las normas" "Es injusto pero es así" "El protocolo dice que tenemos que hacer esto" "Yo sólo obedezco"
¿¡Así que sólo obedeces?! ¡Un ordenador obedece, apretas una tecla y sigue las instrucciones para las que está programado! ¿Para qué necesitamos a las personas si tenemos máquinas que cumplen órdenes?
Continúa
Me sorprende que en un Centro de Atención Primaria puedan responder: "Yo sólo cumplo con mi trabajo, aquí no estás inscrita y no te podemos atender"
Hace unos días recorrí con la cabeza con 16 puntos de sutura tres Centros de Atención Primaria para que me los quitaran. Como no estoy inscrita en ninguno de ellos y el sistema no tenía previsto dar de alta a una persona desplazada sin domicilio, las personas que me atendían me derivaban a otros centros. Hasta que cansada y mareada de dar vueltas, me encontré con una persona especialmente desagradable que me hizo meditar acerca de las máquinas y las personas:
- Si salgo a la calle y te doy una dirección cualquiera, ¿podrás darme de alta?
- ¿Me estás preguntando abiertamente si puedes engañarme para que te atiendan?
- Sí, te estoy dando ideas para que me puedas dar de alta en el sistema que no ha previsto mi situación.
- Pues no, no puedo inscribirte con una dirección inventada.
- A ver... Es el tercer centro que visito, tengo que sacarme estos puntos, hace 10 días me rompí el paretal y yo tengo que inventarme cómo atenderme y discutir contigo.
- Yo sólo cumplo las normas.
- Una máquina cumple órdenes. Tú eres una persona, con sentimientos y que además puede pensar. Entre lo que me estás diciendo y un ordenador no veo la diferencia, podrían eliminar tu puesto de trabajo y poner una máquina.
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