¿Habéis volado en avión por la noche? ¿Os habéis fijado en la red de infraestructuras iluminadas que nos conectan? Desde la ventanilla, asomáis la cabeza y veis todos los núcleos urbanizados con luz, de un núcleo salen líneas de luz que se conectan con otros nodos y se ramifican por toda la tierra que podéis ver desde la diminuta ventana del avión.
Es un espectáculo grotesco. Nos extendemos como una telaraña por la tierra, invadimos bosques, aguas, puertos, montañas y mesetas, somos un parásito envolviendo con nuestras finas garras a nuestra anfitriona a la que asfixiamos.
Somos muchxs ¿y lo peor? Que tenemos demasiadas herramientas que no sabemos cómo utilizar y simplemente nos dedicamos a explotar lo que nos dan. Somos absurdxs. Vemos cómo explotamos el territorio, pero como no nos sentimos responsables directxs, nos tapamos los ojos y continuamos explotando cosas en algún lugar desde cual no vemos las consecuencias de nuestros actos y si las vemos, reclamamos a quienes nos dirigen que nos tapen los ojos con distracciones.
Somos muchxs ¿y lo peor? Que tenemos demasiadas herramientas que no sabemos cómo utilizar y simplemente nos dedicamos a explotar lo que nos dan. Somos absurdxs. Vemos cómo explotamos el territorio, pero como no nos sentimos responsables directxs, nos tapamos los ojos y continuamos explotando cosas en algún lugar desde cual no vemos las consecuencias de nuestros actos y si las vemos, reclamamos a quienes nos dirigen que nos tapen los ojos con distracciones.