En junio del 2014, entró en vigor una ley en algunos estados de USA que prohíbe dar alimento a las personas sin techo. El argumento es que las ciudades cuentan con programas centralizados para las personas necesitadas, y que, debido a la intromisión de ciudadanxs que comparten comida por su propia iniciativa, las personas necesitadas se alejan de estos programas. Sostienen - paralelamente - que lxs mendigxs dañan parques y otros lugares públicos donde los alimentan y asustan a lxs demás visitantes.
Un consultor contratado para resolver el problema apunta que una persona no conseguirá empleo por el simple hecho de que se le dé comida o ropa, pero eso no quiere decir que se prohiba compartir comida. La Coalición Nacional de Personas sin Hogar afirma que estas medidas a menudo se toman para esconder las aglomeraciones de personas sin hogar en espacios públicos.
Un consultor contratado para resolver el problema apunta que una persona no conseguirá empleo por el simple hecho de que se le dé comida o ropa, pero eso no quiere decir que se prohiba compartir comida. La Coalición Nacional de Personas sin Hogar afirma que estas medidas a menudo se toman para esconder las aglomeraciones de personas sin hogar en espacios públicos.
En noviembre en una ciudad de Florida, arrestan a un nonagenario, Arnold Abbott, por compartir comida. Gracias a las protestas en la ciudad se ha derogado la ley durante 30 días en diciembre. Sólo posponen el conflicto.
No he encontrado ningún estudio que reporte el beneficio o perjudicio de la solidaridad ciudadana. Me sorprende, una vez más, que las autoridades repriman la solidaridad ciudadana con el argumento de que estas iniciativas ayudan a perpetuar el comportamiento de las personas sin hogar. Quizás sí lo hagan, pero antes de movilizar y dotar de recursos a una ley que reprime la solidaridad ciudadana, quizás debería realizar un estudio que analice la problemática en toda su dimensión. Defender la imagen turística de las ciudades o el paisaje urbano de una ciudadanía bienestante margina a todas las personas que no tienen hogar y no representa la opinión de las personas y colectivos que tratan de actuar en beneficio de lxs sin techo.
Las personas sin hogar también son ciudadanas y también se las debe incorporar en los programas ciudadanxs. El manejo de este conflicto debe pasar necesariamente por un estudio en profundidad del beneficio o perjudicio de las acciones solidarias ya sean de iniciativa individual, colectiva, pública o privada. Las políticas públicas deben actuar como canalizadoras y coordinadoras de todas las partes implicadas, ya no hay sitio para tendencias políticas, ese debate le corresponde a la ciudadanía y la ciudadanía quiere ser solidaria. Arnold Abbott reincide una y otra vez en su ejercicio solidario, a pesar de su detención.
"EEUU, el país donde se persigue a la gente sin techo" en El robot pescador (16 mayo 2014)
"EE.UU.: 33 ciudades prohíben dar comida a las personas sin hogar por cuenta propia" Actualidad RT (4 junio 2014)
"¡¡Insólito!!: 33 ciudades en EEUU prohíben dar comida a personas sin hogar. Multas y arrestos. ¿Otro producto solidario de exportación?" en Redes cristianas (14 junio 2014)
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