lunes, noviembre 24, 2008

Crematística


La economía capitalista en su versión actual hace agua por todos lados. Es un hecho incontrovertible. También lo es que una de las piezas fundamentales para construir una nueva economía es la soberanía alimentaria como concepto y como práctica.

Lo que ha entrado en profunda crisis es la economía del dominio de la no producción, de la especulación y dominio total de la actividad financiera. La lógica de convertir en mercancía cuanto bien, servicio o satisfactor aparezca en el horizonte. La lógica de la capacidad indefinida, para pocos, de producción, transporte y consumo globales. Es el imperio de lo que Boaventura de Sousa Santos llama la globalización localizada: aquellos procesos mundializados que subordinan o incluso anulan los procesos de las localidades. Los ejemplos sobran: semillas transgénicas que desplazan o incluso matan a las nativas; alimentos chatarra que desplazan a los tradicionales, hábitos alimenticios que sepultan las tradiciones culinarias regionales.

Se trata de la convergencia de múltiples crisis que actualmente padece el planeta y que retoma la declaración final de la quinta Conferencia Internacional de la Vía Campesina, celebrada la semana pasada en Maputo, Mozambique: crisis alimentaria, crisis energética, crisis ambiental, crisis económica, crisis financiera, crisis de seguridad humana global.

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Fuente: La Via Campesina

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