Jean Kilbourne ofrece una charla sobre la imagen que se proyecta de la mujer mediante la publicidad y los efectos en la sociedad y en la mujer.
¿Cómo la imagen de la belleza ideal afecta la autoestima de las mujeres?
¿Qué influencia tiene sobre cómo se sienten sus parejas con la mujer real con la que están?
ContinúaEn estudios en los que se muestran fotografías de supermodelos, las personas participantes juzgan de una forma más estricta a las mujeres reales.
Se utiliza el cuerpo de las mujeres como objetos, ¿cómo no puede afectar a la autoestima de las mujeres? Pero, además, la publicidad recrea un clima de violencia en contra de las mujeres. Transformar un ser humano en un objeto es casi siempre el primer paso para justificar la violencia hacia esa persona.
Anne Becker publicó un estudio en el cual demostraba que justo después de la introducción de la cultura de la televisión, se produjo un incremento de los desórdenes alimentarios entre las mujeres de Fiji.
La masculinidad está asociada a violencia. Los hombres crecen en un mundo en el cual ellos son los perpetuadores de la violencia. Se les educa para ser rudos e insensibles. (…) Hablar, comunicar es una debilidad. (…) No se puede tener una relación sin ser vulnerable, sin comunicar. (…) La publicidad transmite que el hombre debe ser rudo y fuerte, es mejor que no tenga lado femenino. Esto expresa una contención hacia todo lo que pueda clasificarse como femenino.
Las cualidades humanas que todas las personas compartimos, necesitamos y que tenemos el potencial de desarrollar, se dividen y polarizan para categorizarlas como masculinas y femeninas. Lo femenino y todas aquellas cualidades que nuestra cultura categoriza como femeninas se deprecian. Cualidades como compasión, cooperación, empatía, intuición, sensibilidad, tienen una prioridad muy baja en nuestra sociedad. Los hombres tienen la gran carga de contener esas cualidades y eso conlleva un coste muy elevado a nuestra sociedad.
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