Las riquezas se consideraban fruto de un maridaje entre el Cielo y la Tierra. (...) "La Tierra concibe por el Sol y de él queda preñada, dando a luz todos los años". (...) Las personas podían (...) propiciar este maridaje dando al trabajo un sentido ritual - de ahí que las labores agrícolas debutaran cargadas de sentido ritual orientado a facilitar ese maridaje entre el Cielo y la Tierra.
(...) La idea originaria del Cielo como principio activo fecundante de la Tierra Madre dio entrada a otro ingrediente igualmente activo y masculino, el Trabajo, más en línea con la creencia den las posibilidades ilimitadas del Homo Faber sobre la que se apoyaba el nuevo antropocentrismo que sustituyó al antiguo orden religioso.
(...) El Padre- Trabajo pasó de colaborar en las actividades productivas de la Madre-Tierra a erigirse en el principal factor de producción de riqueza e incluso el único, en la medida en la que se supuso que la Tierra misma era sustituible por el Trabajo.
(...) Los inventos ahorradores de trabajo, en vez de aprovecharse para liberar a las personas de tareas penosas sin merma de sus posibilidades de vida, reduciendo el calendario laboral a la mínima expresión, han servido para aumentar el producto y para acentuar la dicotomía entre trabajo y paro.
J. M. Naredo "Raíces económicas del deterioro ecológico y social. Más allá de los dogmas" (2006) p. 162-165
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