El Hombre Mediocre

De José Ingenieros

"El sentido común es colectivo, eminentemente retrógrado y dogmatista; el buen sentido es individual, siempre innovador y libertario. De ese insalvable heterogeneidad nace la intolerancia de los rutinarios frente a cualquier destello original; estrechan sus filas para defenderse, como si fueran crímenes las diferencias.

(p. 44) (...) Las rutinas defendidas hoy por los mediocres son simples glosas colectivas de ideales, concebidos ayer por hombres y mujeres originales. (...) Lo que ayer fue ideal contra una rutina, será mañana rutina, a su vez, contra otro ideal. Indefinidamente, porque la perfectibilidad es indefinida.

(...) Idealistas y rutinarixs son factores indispensables, aunque lxs unxs recelen de lxs otrxs. Se complementan en la evolución social, maguer se miren con oblicuidad!
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(p. 46) La mediocridad es moralmente peligrosa y su conjunto es nocivo en ciertos momentos de la historia: cuando reina el clima de la mediocridad.

(...) Los estados se convierten en mediocracias; la falta de aspiraciones que mantengan alto el nivel de moral y de cultura, ahonda la ciénaga constantemente.

Aunque (las personas mediocres) aisladas no merezcan atención, en conjunto constituyen un régimen, representan un sistema especial de intereses inconmovibles. Subvierten la tabla de los valores morales, falseando nombres, desvirtuando conceptos: pensar es un desvarío, la dignidad es irreverencia, el lirismo la justicia, la sinceridad es tontera, la admiración una imprudencia, la pasión ingenuidad, la virtud una estupidez.

(...) Las personas dogmatistas y las serviles aguzan sus silogismos para falsear los valores en la conciencia social; viven en la mentira, comen de ella, la siembran, la riegan, la podan, la cosechan. Así crean un mundo de valores ficticios que favorece la culminación de la gente obtusa; así tejen su sorda telaraña en torno de genixs, santxs y héroes y heroínas.