La brecha social que vivimos en nuestros días es cada vez más significativa. Me refiero a la desaparición de la clase media (si es que algún día ha existido) y a la segregación social entre ricos y pobres. Tenemos una organización social basada en la familia católica (abuelas y abuelos, padre y madre e hijos) que deben hacerse cargo solidariamente los progenitores de sus descendientes mientras sean menores y los hijos de los padres cuando éstos ya no se valgan por sí mismos. Esto es parte de la llamada economía reproductiva que el mercado no valora monetariamente, no se considera en el PIB, ni en ningún indicador económico; pero alguien tiene que ir a hacer la compra para alimentar a las familias y tiene que educar a los niños para que tengan "valores". Por otro lado, tenemos un modelo económico basado en el trabajo. Si no hay trabajo, las arcas del estado que se alimentan de los impuestos y de las cotizaciones de la población activa se vacían y la protección social pública corre peligro de ser deficitaria y por tanto que la población quede totalmente desprotegida ante la falta de empleo, salud, vejez, accidentes, etc.
Pero el libre mercado, según las corrientes de pensamiento basadas en el capitalismo, nos suministra otro tipo de protección: las de las aseguradoras privadas o las del ahorro a las que únicamente pueden acceder las clases más ricas, ya que una familia monoparental que debe trabajar hasta la saciedad para mantener a su familia, pocas opciones de ahorro puede tener. Menos opciones tiene, si la empresa donde trabaja no le proporciona ninguna ayuda para poder educar a sus hijos durante los tres primeros años de vida y debe reducir su jornada laboral para poder atenderlos, ya que las guarderías sólo están al alcance de unos pocos. Se le debe añadir a eso la posibilidad de que esa persona tenga familiares a su cargo y que su escasa economía no se pueda permitir pagar una residencia o una persona que se haga cargo de los mismos. Ahorrar tampoco creo que sea posible para esas familias que en el 2001 ya representaban más de 11% del total de núcleos familiares en España (1).
Esa brecha de la que hablaba al principio no hace más que acentuarse, pues según numerosos estudios, un adulto que durante su infancia ha padecido precariedad económica; la muerte o enfermedad de alguno de sus progenitores tiene muchas más opciones de padecer enfermedades. Es más, el nivel educativo y de atención recibida durante sus primeros años de vida (de 0 a 3) es decisivo para el éxito de su educación y ocupación futura.
Partiendo de todas esas desigualdades de oportunidades, es inviable que el libre mercado sea suficiente para hacer frente a esos desequilibrios sociales. Es necesaria la intervención. Aunque una intervención de un gobierno en manos de la empresa o en manos de las clases pudientes que son las únicas que disponen de tiempo libre para participar, pensar y proponer soluciones es totalmente antidemocrática y además constituye una nueva fuente de generación de desigualdades.
Vicenç Navarro propone esta solución: "Se requiere una redistribución de las rentas de manera que el 1% de la población vuelva a tener el 9% de la renta nacional (en realidad, con el 3% bastaría). Con ello se aumentaría el consumo, y así el estímulo económico y la creación de empleo. Es más, las intervenciones redistributivas del Estado generarían más recursos públicos, con los cuales se podría, incluso, crear más empleo, resolviendo el mayor problema que hoy existe, que es el elevado desempleo. Pero los superricos, junto con los ricos y las clases medias de rentas altas (el 20% de la población) se oponen por todos los medios a estas políticas redistributivas. Esto ocurre en EEUU (como lo atestiguan los enormes problemas con los que se enfrenta la Administración Obama, en su intento de gravar a las rentas superiores y crear empleo público) y también en los países del sur de la UE, incluyendo España. Estos países tienen las mayores desigualdades de renta de la UE-15, lo cual explica que sean también los más afectados por la crisis. Y en España, el Gobierno socialista ni se atreve a subir los impuestos de los superricos. Ello muestra que la causa de la crisis es política: la excesiva concentración del poder del poder económico y político en nuestras democracias."
(1) Según datos del INE
Esping-Andersen, Gosta y Palier, Bruno "Los Tres Grandes Retos del Estado del Bienestar" Editorial Ariel, 2010
Navarro, Vicenç "La causa de la crisis" Diario Público 9, 9 de septiembre de 2010
Vallespín Oña, Fernando "Donde antes había sociedades -y mercados- nacionales ahora hay un imparable proceso hacia una sociedad y una economía global" Revista Índice nº 41, julio 2010
1 comentario:
¡Hola!
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