La crisis de la verdad

De Félix Rodrigo Mora

No somos gente dispuesta a aceptar la verdad, queremos siempre versiones edulcoradas, narcóticos espirituales, historias consoladoras. No nos atrevemos a enfrentar la realidad en toda su dureza y de esa manera ni aprendemos de los hechos ni avanzamos suficientemente ni mejoramos nuestra capacidad de intervención política, social, cultural y eso es muy grave. 

(…) Hay una sociedad con voluntad de autoengaño. Ahora mismo nos queremos autoengañar de que la crisis económica se va a superar, de que los problemas no son tan gordos como lo son, de que las dificultades no llegarán al límite. Y esto no es verdad. (…) Aquí no se quiere una sociedad de la verdad, se quiere una sociedad de consumo. La gente quiere volver al consumo de hace diez años, no quiere mejorar la sociedad. (…)

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Tenemos que encontrar los elementos que nos permitan regenerar una sociedad que está enferma. El primer criterio es hacer un diagnóstico exacto si no queremos la verdad no podemos hacer el diagnóstico. (…) Estamos intoxicados de economicismo, de la idea de lo económico. (…) Tenemos que tener un programa y unas ideas nítidamente diferenciadas de las institucionales. (…) ¿Estamos luchando contra el capitalismo con ayuda de capitalistas? 

(…) La burguesía intelectual es uno de los sectores más boyantes del negocio. (…) Si estamos hundidos en el narcisismo de la modernidad que se niega a admitir ningún error, ninguna crítica y que quiere tener siempre razón en todo, pues estamos incapacitados para corregir nada. (…) Debemos hacer un proceso de regeneración integral. 

(…) No podemos considerar que los únicos problemas de esta sociedad son los económicos, eso es una monstruosidad, eso es aberrante. Eso es aceptar la ideología burguesa más repugnante que es la del homo aeconomicus. Vamos a ser seres humanos. Vamos a tener una cierta predisposición para la autocrítica, para reconocer que nos hemos equivocado o que en lo que nos hayamos equivocado. 

(…) Tenemos una idea infantil de la crisis. ¿Llegaremos en algún momento a ser maduros aceptando la gravedad de la situación, la gravedad de los problemas , la dificultad de las cuestiones. Dejaremos de pensar en términos de que nos van a dar una solución o que todo va a ser fácil, cómodo y agradable. Porque la época de lo fácil, cómodo, agradable y lúdico ya se ha acabado. Entonces vamos a ver si nos desinfantilizamos. (…) Ahora mismo cuando la sociedad se está desmoronando, no hay fuerzas sociales capaces de hacer algo.